Una vez recuerdo que tuve ganas de desaparecer, bueno si soy sincera más de una vez he tenido ganas. Durante el transcurso de estos tres últimos amargos años de mi vida y mi existencia no he tenido ganas de nada, mi corazón, mi dignidad y mi vida ha sido un infierno. Recuerdo que este blog lo hice para ahorrarme el psicólogo… pero no tuve bastante. Después de la tormenta que asedió mi vida, me he dado cuenta de muchas cosas, buenas, malas… también he caminado junto un montón de gente que por suerte se han ido apeando o los he invitado a que abandonaran mi vida porque gracias a Dios aun soy dueña de ella.
La tormenta ha cesado pero siempre queda mala mar y a veces es muy difícil borrar las nubes que acechan desde el pasado, siempre quedará algún problemilla que otro pero esas nubes… como cuesta difuminarlas. Yo a veces pienso que sería ideal tener un botón para borrar de tu mente, cosas que realmente no deberían haber ocurrido nunca… pero de momento no se ha inventado.
Ahora sigo mi camino y estoy orgullosa de mi misma, he conseguido saber vivir sin necesidad de estar atada a una pareja para ser feliz, recuerdo que desde que tengo uso de razón siempre pasaba muy malas épocas cuando no estaba en pareja y eso me ha llevado casi a poder perder mi vida por «hombres» que se han regodeado de mi buena voluntad… pero ahhhhh!!!!! las consecuencias de estos tres años me han hecho llegar al punto de saber disfrutar de las cosas bellas de la vida, sobre todo de mi hijo y sin necesidad de estar en pareja. SOY FELIZ!!! he avanzado y aunque no ha merecido la pena tener que pasar por todo lo que he pasado, me quedo con mi avance… el resto es PASADO.
Gracias hijo mio, gracias Jesús… el camino ha sido muy largo pero ya no quiero desaparecer, me he propuesto una meta y la verdad es que me hace mucha ilusión. Quedan tiempos duros que pasar pero ahora se que estoy en el lugar y con las personas que quiero… esto va a ser mi camino de rosas.
PD. L@s que se han quedado en el camino mucha suerte… porque la vais a necesitar 😉 en especial al amnésico y al egocentrista.
rosamaría aira castro 